Cuando vi este vídeo, recordé a mi abuela y de inmediato el patio de su infinita casa. Los ciruelos, mis tardes colgada arriba de los árboles viendo la vida pasar sin nada más de qué preocuparse que no sea el que me fueran a pillar escondida ahí arriba y que me haya comido toda la fruta que aun no estaba madura.
El olor a tierra húmeda, a primavera. El ruido del agua que corría por la acequia que cruzaba por el fondo del terreno. Las tardes en que mi tata colgaba una manguera al tronco de un arbolito y la brisa hacía su trabajo, dejando que las gotitas de agua nos rociaran mientras almorzábamos bajo las sombras de aquella naturaleza que nos abrazaba y nos llenaba de sus colores y olores que nunca olvidaré.
Recuerdos de una niñez simple, amorosa, cálida. Tal vez rodeada de problemas que agobiaban a los mayores pero que ellos supieron mantener alejados de los más pequeños, dejándonos vivir nuestro tiempo; sin apuro, sin la necesidad de «tener», sin la urgencia del éxito. Sólo siendo niños.
Una respuesta a “LA CASA DE MI NIÑEZ”
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
No hace tanto, regresé después de muchos años al lugar de mi infancia donde nací. En mis recuerdos estaba mi calle donde jugaba, mi casa, el portalón que me daba miedo al pasar de noche y lo hacia corriendo. Todo engrandecido en mi mente, una casa grande, unas calle amplia y larga, el portalón grandioso, y cuál no fue mi sorpresa al llegar que no era como yo lo recordaba, todo me resultaba pequeño, la casa, la calle y hasta ese lugar que me daba pavor. Todo esto me lo ha hecho recordar tu video.
Un besote preciosa
Pd: Ya sé que no todas las mujeres sois iguales, y te digo también otra cosa, aunque te sorprenda, no todos los hombre somos y pensamos iguales.