…Y así fue que aquella soledad en la que se había hundido le llevó por caminos de cuentos de hadas, de historias con final feliz con personajes de ensueño.
Como un Quijote desnudo deambulaba por valles de cuerpos sin rostro, atravesando paisajes de sombras, de tiempos remotos y cielos de colores tan vivos como su propia existencia, como su privado mundo de fantasía.
Había una vez, un hombre, una ilusión, un alma buscando…
Tal vez la mía.